Vamos a jugar a desmontar generalizaciones. No todos
los de derechas son fachas. Ni los de izquierdas perroflautas o pesebreros. Ser
funcionario no es automáticamente signo de trabajar poco. No todos los
andaluces viven del estado. Ni todos los curas son pederastas. Ni todos los
obispos son carcas. No todos los políticos son corruptos. No todos los
sindicalistas son unos jetas. No todos los catalanes son tacaños. No todos los
de tu partido son honrados y los otros impresentables. No todos los gays son
promiscuos. Ni son todos sensibles y nobles. No todas las decisiones del
partido con el que simpatizas son correctas y oportunas, y todas las del
partido que te revienta son idioteces. Los jóvenes, por el mero hecho de serlo,
no son más solidarios, comprometidos o generosos que los mayores. Por la misma
razón, tampoco son más flojos, más frívolos o más superficiales. No todos los
madrileños son castizos. No todos los empresarios son explotadores, ni todos
los trabajadores son víctimas de un sistema clasista, del mismo modo que no
todos los empresarios son dinámicos creadores de empleo ni todos los
asalariados son vagos preocupados por su propia holganza. No todos los
espectadores son tontos. Las rubias tampoco son tontas (de hecho, muchas rubias
no son realmente rubias). No todos los asturianos son afables, ni todos los
pucelanos son fríos.
¡No a las etiquetas! ¡A los prejuicios y diagnósticos
simplones! Que la vida es sutil, compleja, y las personas somos diferentes y
llenas de peculiaridades.PARA INTERIORIZAR:
1. Escribe tu impresión al leer el texto.
2. Explica si estás de acuerdo o no y justifica tu respuesta.
3. ¿Ocurre ésto en tu ambiente, en el colegio, con tus amistades? ¿Por qué sucede?
4. ¿Te identificas con la definición de joven?
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