"En
aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había
indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a
ellos, Jesús les dijo:
—
«Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de
todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que
yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»"
Fijaros
lo que nos pide Jesús esta vez! ¡Nos dice que tenemos que tener que ir anunciando
su mensaje por todo el mundo, para que muchas personas sean cristianas! Y si
fuesen todas las personas, pues mejor que mejor... Parece que es una cosa muy
difícil, pero es que a lo mejor lo estamos pensando de una manera que Jesús no
nos ha pedido. No se trata de que una persona lo haga todo. Los cristianos
trabajamos unidos, así que lo haremos entre todos. Todos debemos hablar de
Jesús a los demás. No es algo que hacen los misioneros en algunos países, o las
personas que llevan un grupo en la parroquia. Cada uno de vosotros tiene que
contar a los demás que ser amigo de Jesús es una de las cosas más grandes que
te puede pasar.
Además,
Jesús nos dice que podemos contar con Él, que no nos va a dejar solos. ¡Qué
bueno es sentirse ayudado por alguien! Y cuando ese alguien es Jesús, mejor que
mejor. Jesús nos dice que está con nosotros todos los
días, siempre. Esto nos da mucha fuerza, nos ayuda, nos anima, pero también nos
tiene que hacer preguntarnos algunas cosas...
1.
Escribe aquí los nombres de
las personas con las que más tiempo pasas durante la semana (familia, amigos,
compañeros de cole, profes...)
2.
Ahora piensa en una sola de
esas personas, aquella que crees que te necesitará más esta semana y escribe
que es lo que esa persona necesita de ti estos días.
3.
Haz realidad la frase de Jesús: “yo estoy con
vosotros todos los días” y toma el compromiso de ayudar a esa persona durante
esta semana en aquello que necesita.